Los primeros años

Ostende


Hacia 1920, todo el sueño parece una aparición fantasmal, con las casas sepultadas por la arena, y las protestas que no se acallan de los compradores de médanos. Robette muere en Europa y Poli se ve superado por tanta desventura. Su propia fracción de tierra es embargada y rematada. Sólo el francés Bourel ha permanecido en estas playas, haciendo todo trabajo para sobrevivir.

Y lo consigue"¦ El hotel Thermas se vendió tres o cuatro veces para pasar finalmente en 1924 a las manos de los Pallavidini. Estos además se quedaron con el puesto Tokio. Fernando Alvarez, el menor de los hijos del capataz de Manuel Guerrero, continuó trabajando en Ostende. Se instaló con su familia. Alvarez se compró un automóvil, al que le sacaba aire a las gomas y atravesaba cuatro kilómetros de arena hasta el hotel, al lado del mar, con toda facilidad.

Se ganaba así la vida, llevando y trayendo a los veraneantes del Hotel Ostende. Durante la temporada. Muchos turistas llegaban hasta Tokio, en automóviles y los guardaban allí, en un galpón que habían hecho los Pallavidini. Había muchos que se las arreglaban para llegar a Ostende en automóvil. Otros turistas llegaban a Juancho en tren , Alvarez o algún otro los buscaba allí y los trasladaba Ostende. Frente al hotel estaba el muelle. En 1928 El belga Bourel construye un sitio en el acceso al muelle de madera donde se reúnen los turistas a disfrutar de sus platos típicos y la música marinera. Le había puesto como nombre ¨ El viejito del acordeón ¨.

El arquitecto Francés Auguste Hughier, que había venido con los Belgas, proyecta un gran hotel y casino, En 1927 compra una fracción de estas tierras y al año siguiente encara la construcción del hotel "Atlantic City". De este magnifico proyecto construye solo una pequeña parte que se habilita para su funcionamiento. Luego el arquitecto abandona el lugar . El edificio es hoy propiedad de la Asociación Argentina de Albergues de la Juventud. Mas tarde en la década del cuarenta ese muelle lindo y sólido de Ostende se desintegró debido a que se vendió la madera con la que estaba realizado. Algunos hacen responsable de esto a la señora Melnik de Bercun conocida como ¨ La Turca ¨ , quien había comprado el hotel de mar de ostende , se dice que lo vendió por mil doscientos pesos moneda nacional.

Su intención había sido vendérselo a los Pallavidini a quienes les convenía por estar delante del hotel Ostende, pero estos desgraciadamente no aceptaron y el comprador lo deshizo. Otros dicen que Jorge Bunge influyó en la venta para que Pinamar no fuera menos que Ostende. Así y todo hasta el día de hoy se pueden observar lo pilotes que asoman del mar.

Más adelante en Pinamar construyeron otro muelle que finalmente en 1942 una feroz sudestada lo destruye. Luego en 1971 la municipalidad de Maradiaga construiría el actual. Los monjes Carmelitas permanecen en su casa de reposo hasta que en 1942 la vecina casa del fundador Fernando Robette es adquirida por la familia Fasel. El matrimonio alemán, quienes era profesores de gimnasia venían a pasar el verano a Ostendetrayendo de pensionistas, por tandas a sus alumnas.

La paz y el sosiego de los Carmelitas se veía interrumpido por esta nueva y bulliciosa presencia, por lo que disponen no usar mas la casa para los retiros y con posterioridad se decide su venta. Ya en la década del 60 Ostende seguía recibiendo a sus fieles veraneantes, que se hospedaban en el Hotel Ostende, en el Blue Hotel -hoy Savoia- , en el Atlantic y en algunas casas particulares. Era muy pintoresco ver las casillas de madera sobre la playa, que algunas familias tenían para sus vacaciones.

Eran largas temporadas entre médanos y mar, ya que casi no había vegetación. Siendo Ostende la primera localidad en fundarse fue sin embargo la última que se forestó.